viernes, 12 de junio de 2009

Capítulo 5

Capítulo 5

EL MONASTERIO


“Cuanto estruendo” pensó Chris. Ella había oído hablar de las famosísimas fiestas de valdeverdeja, pero nunca se las había imaginado así.
Todo el mundo se conocieran o no, se trataba como si fueran viejos amigos, no parecía que hubiese peleas, pero si unos cuantos jóvenes haciendo botellón por las calles. Todo era tranquilo pero a la vez muy entretenido y lúdico.
Daba gracias de que las calles estuvieran abarrotadas de gente, así podría preguntarlas la localización del convento en el que se encontraba la única superviviente de la masacre. Chris no paraba de reprocharse su ineptitud al no haberse informado sobre cualquier cosa relacionada con el orfanato. Había parecido una tonta hablando con el conductor y dando por hecho que el orfanato iba a estar ahí, enterito a su disposición. Pero ahora no tenía tiempo para lamentarse tenía que encontrar a la antigua enfermera y rezar para que esta la cuente algo que le ayude a tapar algunos huecos de su pasado, algunos huecos que le ayuden a conseguir averiguar, quien es en realidad.
Caminó sin rumbo hasta que vio que por si sola no iba a ser capaz de encontrar el convento así que como la gente estaba de tan buen humar, seguramente no les importaría contestar a unas preguntas. Chris paró al primero que vio con cara de saber la localización del convento:
- Perdone, me podría ayudar, es que me he perdido.- dijo Chris con toda su buena educación.
- Por supuesto monada, ¿En qué puedo servirte?-dijo un joven de unos cerca de treinta años y con cara amigable.
- Pues verá, estoy buscando el convento Nuestra Señora de (HABRÁ QUE PONER UN NOMBRE), me han dicho que esta a las afueras, pero es que no lo encuentro por ningún lado.
- Claro, es que no esta dentro del pueblo, ves aquel camino – se lo señaló con el dedo, y Chris asintió con la cabeza – pues te conducirá directamente hasta él. No tiene perdida. Se tardan unos quince minutos en llegar pero durante el trayecto te encontrarás un paisaje precioso.
- Muchas gracias – se despidió Chris.
- De nada muchacha.
Chris cogió el camino que le había indicado aquel ciudadano, y tenía razón en todo. El paisaje que Chris vio era espectacular.
Todo era muy verde, los árboles eran robustos y frondosos y estaban llenos de hermosas flores de vivos colores: blancas rojas, amarillentas e incluso rosáceos. Todo adjetivo era escaso para describir todo lo hermoso que era. No solo las plantas y los animales, sino el vínculo que parecía ver entre ambas partes. Cualquier persona hubiese deseado ver un mundo así, sin violencia, sin guerras ni atentados, solo la paz de la felicidad de vivir.
Al final el camino se le hizo cortó y se prometió que traería a su madre a ver ese ejemplar espectáculo de la naturaleza.
Cuando llegó al convento, este le pareció muy simple comparado con todo lo que anteriormente había visto.
“No todo puede ser igual de bello” se consoló Chris.
El convento era muy pequeño y se encontraba medio en ruinas a pesar de que no parecía tener mas de cincuenta años. El estilo arquitectónico era muy pobre, incluso una chabola parecía más acogedora a su lado.
“Como podrán vivir aquí, esto no puede estar adaptado para que nadie pueda vivir. Ya comprendo porque esta alejado del pueblo. Empañaría su imagen frente al turismo y perdería todas las ganancias. Y parecían tontos estos pueblerinos”.
Chris tubo cuidado al subir los escalones, pues parecían el hogar perfecto de las termitas. La puerta tampoco es que estuviese bien, pero Chris se conformó con que no se le cayese encima al abrirla.
- Hola, ¿Hay alguien ahí? – preguntó Chris asustada.
Nunca le habían gustado los lugares religiosos. No le gustaba su olor y encima tenía un trauma desde que era pequeña con las esculturas religiosas de los santos.
De pronto se oyeron unos ligeros pasos que le erizaron los vellos a Chris.
- Si en que puedo servirte. – le dijo la monja con un tono amable.
- Pues verá… no se como explicarle esto. Estoy buscando a una Hermana suya que antes trabajó en el orfanato del pueblo. No quiero traerla problemas, ni que se sienta mal. Solo quiero hacerle unas preguntas.
- No sé si será posible la hermana Sofí no esta para que la incordien y, menos con ese tema.- dijo un poco en molesta.
- Por favor señora solo será un momento.-dijo Chris con voz persuasiva.
La monja lo pensó durante unos instantes hasta que con cara de resignación dijo:
- Bueno esta bien pasa, da igual ya que la hermana Sofia no a dicho palabra en todo este tiempo.-dijo con indiferencia.
La condujeron a donde estaba.
Por dentro todavía se encontraba en peor estado que afuera, donde por lo menos se podía contemplar el paisaje. En cada sitio había un monje distinto que realizaba diversas tareas, ya fuesen cuidar las plantas, trabajar en las cocinas y demás labores, el caso es que ese monasterio estaba lleno.
Al parecer esas personas eran gente sin hogar que poco a poco fueron llenando el monasterio con la idea de entregarse a Dios.
La hermana condujo a Chris por una serie de largos pasillos, donde cualquier persona se perdería si no llevase a alguien que los conociese como la palma de su mano.
Se detuvieron en la ultima puerta situada en él que ella creía que era el pasillo más alejado de la puerta principal del monasterio.
La monja rompió silencio con el que habían estado mientras la conducía por el monasterio:
-No creo que te sirva de mucho, ya que en todos estos años la hermana sofí no a pronunciado ninguna palabra, pero si tu quieres intentarlo...-dijo encogiéndose de hombros- pero te advierto, la hermana sofí tiene mal el corazón y si te pide que te vayas o la dejes en paz lo haces ¿entendido?-dijo mientras abría la puerta.
La habitación estaba totalmente a oscuras pero no pareció extrañar a la monja.
- Hermana sofí, una joven vino preguntando por usted, las dejo para que hablen.-dijo empujando a Chris dentro y cerrando la puerta tras de sí.
Una vez que se acostumbro a la luz, Chris pudo ver un poco mejor, y se puso a contemplar la habitación.
en una silla, que se encontraba en un rincón, estaba sentada una persona.
Era una mujer de no más de 45 años pero aparentaba 70. tenía la cara un poco desfigurada y desgastada y parecía estar perdida en tiempos pasados, como todas las monjas y monjes de ese monasterio, iba vestida con una túnica marrón, con un cinturón atado a la cintura.
Chris no sabia que hacer si acercarse o no pero ya estaba allí y no se iría sin saber la verdad.
Se aproximo a ella y dijo con la voz más educada que pudo:
-hola me llamo cristal Aranda y venido porque me dijeron que usted estuvo trabajando en el orfanato nunca jamás y me gustaría preguntarle unas cosas- dijo con voz insegura pensando que esa mujer no le contestaría
Y así fue o eso creía porque cuando ya había decidido irse ya que la señora no decía ni palabra... habló.
-Si, yo trabaje allí - dijo con la mirada perdida.
Chris no supo que responder.
Su voz la había pillado por sorpresa. Era débil y ronca, el aspecto que tiene una voz cuando lleva tiempo sin usarse.
Chris volvió a la realidad. Y comenzó a pensar cuales serían las preguntas adecuadas para no ofender a aquella pobre mujer.
Miro a su alrededor, se encontraban en una sala oscura y fría, en la que cualquier persona cuerda no se atrevería a vivir. Fijándose bien, se dio cuenta de que había solo una cama pequeña y una cómoda, a su lado se encontraba una ventana llena de moho y con una verja que la cubría entera, se dispuso a subir las persianas con el propósito de ver mejor.
-¡NO! Por favor no las subas no quiero quedarme ciega, ¿Sabes cuanto tiempo llevo sin ver la luz del día? – no espero a que Chris respondiera.- ¡ Dieciocho años! Me da pavor solo de pensar en volver a verles, no podría…..-Sé cayo sin poder continuar.
Chris no sabía de que hablaba, le parecía que esa mujer estaba loca y que no le podría ayudar en nada, pero cuando se iba a dar la vuelta para irse sin esperanzas de poder descubrir de donde venía, una voz la sorprendió:
- No te recordaba así Chris has cambiado mucho.
Chris se dio la vuelta, no se podía creer lo que estaba oyendo ¿Cómo esa mujer podía conocer su nombre?
Se acerco poco a poco y se sentó en una silla al lado de ella.
Estaba en estado de sock, pero no podía dejar la oportunidad de preguntarle todas sus dudas:
- Pero… pero – la costó arrancar - ¿Cómo es posible que me conozcas?
- Claro que te conozco Chris, es más te conozco desde que tenías dos meses, justo cuando llegué al orfanato.
Chris se quedo muda, no se lo podía creer antes de que pudiese reaccionar sofí siguió hablar.
- Cuando yo llegue al orfanato Nunca Jamás era una joven enfermera de poco mas de 27 años, y solo pensaba en trabajar bien y en cuidar a todos los niños que pudiese. Cuando levaba allí un mes, paso algo, alguien vino diciendo que había una niña abandonada en el camino. Rápidamente nuestros médicos y algunas enfermeras fueron al lugar donde se encontraba ese bebe. Yo me encontraba entre ellos. Cuando llegamos vimos a una niña de menos de un mes bien envuelta en una manta. Estaba despierta y tenía una mirada que nunca podré olvidar. Sus ojos eran de un color azul cristalino, el color más puro que habíamos visto nunca.- hizo una pausa para tomar aire. Chris parecía ida como si no estuviese en esa habitación. La monja siguió hablando- La llevamos rápidamente a examinar, para ver si estaba en buenas condiciones. Nos quedamos sorprendidos al ver que estaba perfectamente y muy bien cuidada. La dejaron en una habitación con la esperanza que llegase alguien que la conociese y se la llevase. El tiempo pasaba y nadie llegaba y la niña cada vez estaba más sola, y yo no pude quedarme al margen y decidí cuidarla. La cambiaba el pañal, la lavaba, jugaba con ella....la vi crecer. Como no sabíamos como se llamaba decidimos llamarla Christal, por el color cristalino de sus ojos.- concluyo con voz cansada, como si no la quedasen muchas fuerzas ya.
Chris seguía sin reaccionar, pasaron unos minutos y por fin pudo pensar con claridad.
No es que fuese tan raro e increíble, ya se esperaba algo así. Que sus padres la habían abandonado y que otra familia la había adoptado, aunque esto lo presentía siempre tenía la duda de sí era una mentira o si ella estaba equivocada, pero....ahora ya no había duda en ella.
De repente todo un torrente de preguntas le vinieron a la cabeza ¿quién eran sus padres?, ¿Cómo podría encontrarlos?¿Qué fue lo que paso?¿A que edad se marcho?
Chris miro a la señora, no parecía que tuviera fuerza para responder, por lo que le pregunto la que más incertidumbre le causa.
-perdone... ¿qué fue lo que le paso al orfanato cuando yo me fui? El conductor del autobús me dijo que hubo una masacre y que solo sobrevivió usted - cuando Chris dijo esto la cara de sofí se ensombreció y unas lagrimas se le deslizaron suavemente por la mejilla.
- fue algo horroroso, todo comenzó la misma mañana que te adoptaron los señores Aranda. Llegaron muy temprano, ya lo habían arreglado todo por teléfono con Franc Smith, el director, y solo faltaba que te recogiesen. Eran una familia amable, simpática y buena, yo sabía que con ellos no tendrías ningún tipo de problemas, pero aun así no podía impedir que una gran tristeza me recorriese por todo el cuerpo. Llevaba cuidándote dos años, los dos años más cortos , pero a la vez los mas plenos de mi vida y me parecía injusto que te arrebataran tan pronto de mí. Vi desde lejos como te entregaban a esa familia y como se alejaban en su coche. Muy triste me fui a hacer mi trabajo con la idea de que eso me distrajese. Ya por la tarde todo el mundo sabía que te habías ido y ese día el comedor estaba muy silencioso, hasta que de repente un ruido atronador llego del piso de arriba.- se quedo callada incapaz de seguir ablando.
Chris espero paciente unos instantes y la hermana siguió hablando.
-Lo sucedido a continuación no lo recuerdo bien, fue todo demasiado rápido. Nosotros los cuidadores del comedor subimos rápidamente para saber que es lo que había sucedido. Cuando llegamos no veíamos nada más que sangre y cuerpos de niños sin vida por todos lados. Algunos nos dimos cuenta de lo que pasaba en seguida y salimos corriendo para avisar a los demás y poder huir...pero no nos dio tiempo. No recuerdo bien sus aspectos, pero eran unos hombres corpulento e iban armados con espadas, no eran unas espadas normales, desprendían unos destellos inhumanos, pero tampoco lo puedo asegurar ya que estaban todas teñidas de sangre y puede que en ese momento me imaginase cosas con la tensión del momento. Los hombres se aproximaron con sus espadas a matarnos y lo consiguieron, pero se olvidaron de mi. Cuando cuatro hombres se abalanzaron a mis compañeros yo conseguí esquivarlos pero no sin que una de sus espadas me cortase media cara- un escalofrío recorrió el cuerpo de Chris al fijarse bien es la cara desfigurada de la mujer.- conseguí esconderme detrás de unos muebles tirados por el suelo. No podía respirar, me moría de dolor, sangraba a chorros, pero me quede allí rezando como nunca lo había echo. Cuando creía que ya estaba muerta la policía y los servicios médicos llegaron. Tarde mucho en recuperarme y todavía lo estoy haciendo. Cuando me llevaron al hospital de valdeverdeja, ya que era el más cercano, me dijeron que solo había sobrevivido yo y que tanto los huérfanos como los cuidadores y médicos habían muerto, y que no habían encontrados a los causantes ya que estos habían desaparecido y nadie se podía explicar como, y eso que la policía había llegado enseguida y del orfanato no habían visto salir a nadie. Cuando salí del hospital me daba demasiado miedo todo. No salía de mi casa por miedo y pensé que solo me quedaba un sitio donde podría estar segura, ya que me había salvado una vez. Hice mis maletas, vendí mi casa y me vine a vivir aquí. El problema era que aquí tampoco me sentía segura, por lo que me quedaba siempre en mi cuarto.-dijo concluyendo y limpiándose las lagrimas.
Chris se quedo dirigiendo todo aquello pero se le vino a la cabeza algo que le había dicho la otra monja.
- perdone, vale que usted se quedase aquí por miedo pero ¿por qué no hablaba con nadie?.- dijo extrañada
-ooh! Jajaja eso te han dicho jajaja-dijo riendo- yo no es que no hablara con ellos es que ellos no hablaban conmigo. Al llegar no me salía casi ninguna palabra, me comunique por signos ya que no me salía la voz en ese momento. A raíz de eso la gente se creyó que era muda o que tenia una rara enfermedad y siempre que me hablaban lo hacían por signos, y como a mi no me apetecía explicarles que podía hablar les deje que siguieran pensando eso-dijo concluyendo con una sonrisita.
Chris se río con ella, pensar que esa mujer la había criado le resultaba muy extraño, pero a la vez la reconfortaba, ya que sabiendo que esa mujer amable y simpática se había ocupado de ella y no alguien peor la tranquilizaba.
Chris miro su reloj y se dio cuenta que era más tarde de lo que ella se había creído. Quería quedarse y seguir hablando pero si lo hacía no creía que Amy la pudiese cubrir más tiempo.
- lo siento sofí pero e de irme no quiero que mis...padres se enfaden- dijo preocupada porque había dudado si llamar a sus padres por su nombre.
- Oh! Claro, claro no te preocupes puedes irte tranquila- dijo un poco apenada
- Pero si no le molesta me gustaría volver a venir- dijo Chris dubitativa por si esa idea a la mujer no le agradaba.
- ¡ Claro que no! Puedes venir siempre que quieras.- dijo mucho más animada y con una sonrisa.
- Así lo haré no se preocupe- dijo levantándose y despidiéndose con la mano mientras salía.
- Por cierto Chris, fuiste lo mas parecido que tuve a una hija y te quiero dar las gracias por ello.
- No, quien te tiene que dar las gracias soy yo. Tu me cuidaste cuando nadie se preocupaba por mi, por ello muchas gracias. – y se fue cerrando la puerta suavemente
Cuando salió del monasterio ya había anochecido y no se veía nada.
Aquel sitio tan hermoso de por la mañana ahora no lo parecía. Los árboles parecían que te observaban y se escuchaban ruidos demasiados espeluznantes como para no asustar. Cuando ya llevaba medio camino recorrido escucho un ruido detrás suya. No espero a girarse y mirar que era ya que su instinto le decía que debía de correr y así lo hizo.
No sabía donde iba pero si que iba demasiado rápido como para que la cogieran y cuando ya no podía correr más apareció en una calle.
Estaba de vuelta en valdeverdeja. No se había dado cuenta, pero en menos de cinco minutos había corrido la distancia que esta mañana le había llevado veinte minutos.
Cuando pudo recuperar el oxigeno se giro a ver si lo que la seguía, seguía hay. No vio nada y Chris se río de lo estúpida que había sido pensando que la seguía algo, ya que podía a ver sido cualquier animalito que pasaba por hay el que había producido el ruido que había escuchado.
De pronto un crack producido al partirse una rama , la hizo recordar su presentimiento. Aterrorizada, su primer impulsó fue correr, correr como nunca lo había hecho, correr por salvar su vida. No conocía los caminos del lugar, pero no la importaba, lo único que quería era correr y rezar para no cansarse nunca.
Pero tan absorta estaba en correr que no se dio cuenta de que había una roca delante y… se tropezó con ella.
En el suelo, se dio cuenta de que lo que le seguía no era un animal. Una oscura sombra le seguía. Se levanto de un saltó pensando “ No hay dolor, no hay dolor” y volvió a correr. Así prosiguió hasta que se encontró con callejón sin salida.
La sombra cada vez se encontraba mas y mas cerca, pero con la oscuridad de la noche, Chris no conseguía verla la cara. Lo que si consiguió a percibir es que en la mano izquierda llevaba una espada, en ese momento Chris tragó saliva, nunca había oído hablar de asesinos con espadas, eso estaba muy anticuado, a menos que… formara parte de los mismos que asaltaran el orfanato.
La sombra se detuvo frente a ella y Chris tuvo el impulso de chillar, la sombra se paró en seco al escuchar su grito y por fin Chris vio la cara de su atacante.

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