martes, 16 de marzo de 2010

Capítulo 10

CAPITULO 10

ENCUENTRO


Nicolas se encontraba en su cama pensando sobre la conversación que había tenido con su padre, no paraba de darle vueltas a lo ocurrido la otra noche en el parque.
Por mas vueltas que le diese Nicolas no encontraba nada claro. No sabía que le había pasado, ni siquiera sabía que hacer si le volvía a pasar.
Después de varias horas pensando, decidio que lo mejor era ir a observar las costumbres de christal en persona, para averiguar sus aficiones, costumbres, etc. Tenía que averiguar todo de ella, hasta la marca de su pasta de dientes, absolutamente todo. Se dispuso a ponerse en marcha y bajar a decirle a Kate su plan. Mientras bajaba las escaleras divisó a Collen y Glenda viendo un programa en la televisión. " Patético" pensó Nicolas, como dos de los mejores agentes de Lauma, podían quedarse atontados mirando una estúpida caja tonta. Siguió con la búsqueda de Kate. La halló en la cocina preparándose un sándwich para cenar. Kate se percató de la presencia de Nicolas y le hizo un amago para que lo probase. Nicolas negó con la cabeza y se dispuso a hablar.
- Kate, voy a salir a observar a Christal y a todo lo que la rodea. Necesitó saber todo de ella.
- no te vale el informe que tenemos. - Kate miró a Nicolas - Vale, ya se que diga lo que diga lo vas a hacer.
- Bueno voy a estar algunos días sin venir por aquí asi que...podías hacerme algunos de esos sándwiches. - la dijo Nicolas y Kate sonrio.
Hacia mucho tiempo que Nicolas y Kate no mantenian una conversación de algo que no fuese el trabajo. Kate pensó que a lo mejor ese era el momento adecuado, ya que nicolas se encontraba con la guardia baja.
- ¿ Como esta todo en Lauma? Hace mucho tiempo que no voy.¿ Y mi padre?
- Pues igual que siempre, aunque los miembros de la Orden cada vez aparecen más y con mayor frecuencia, y los campesinos los apoyan. Estan comenzando a revelarse, Pero bueno, somos demasiado fuertes para ellos. Y tu padre sigue igual que siempre llorando la muerte de tu madre y tu marcha.
- No sé cuanto tiempo hace que no nos hablamos, por lo menos un par de años. El nunca aceptó que quisiera pertenecer a la guadia del rey.
- Pues menos mal que no le hiciste caso, porque eres la mejor en tu trabajo.
. Bueno no es para tanto. Este trabajo tiene muchas cosas buenas. pero a veces me siento un poco sola. - dijo Kate con los ojos apunto de comenzar a llorar.
- Si. Tienes razon.
Se produjo un silencio incómodo.
- Bueno voy a prepararte los sandwiches, los tendras listos en media hora. - y se fue a buscar un pañuelo con el que limpiarse. - por cierto Nicolas.
Nicolas se giró para escucharla.
- Me alegro que estes aquí conmigo, digo con nosotros. - dijo Kate con una gran sonrisa.
- Yo también me alegro - le contestó Nicolas devolviendola la sonrisa.
Y se fue hacia su habitación a preparar todo lo que e iba a llevar. En esos momentos Nicolas hechaba mucho de menos a Black. Se sentia solo en un mundo que ni siquiera era el suyo.
Pasó la media hora y Nicolas oyó como Kate le llamaba desde la cocina.
- ¡ Nicolas! ya tienes la comida preparada.
Nicolas termino de empaquetar todo y bajo las escaleras corriendo, cogio la comida, abrió la puerta y se marchó dando un sonoro portazo.
- Un día nos quedamos sin puerta - dijo Glenda sin apartar la vista de la televisión.
- Si tienes razon - le respondió Collen que estaba haciendo exactamente lo mismo.


Nicolas no tuvo que andar mucho tiempo para llegar a la direccion que le había dado Kate.
La casa en cuestión se encontraba en una pequeña urbanización de adosados, exactamente en el número veintitres de la última calle.
Nicolas, para su suerte, comprobó que la casa estaba al final de la calle, por lo que no tendría que temer que nadie le descubriera.
La casa era exactamente igual que las otras. En el ventanal había unas cortinaas adornadas con unos limones, por lo que Nicolas dedujo que esa habitación era la cocina.
Se dispuso a dar la vuelta a la casa para buscar la habitación de la chica.
La parte de atrás de la casa tenía un pequeño, que parecía muy cuidado y que hacia que destacase entre los de los alrededores. Al jardin se accedia através de un ventanal que comunicabba con el salon.
Nicolas decidió probar suerte con la segunda planta de la casa.
Observo la calle.
Nadie.
Se encaramó a un limonero del jardín desde donde tenía una visión perfecta de las habitaciones.
La primera ventana daba a la habitación de los padres. esta era muy amplia y espaciosa, pero no contaba con muchos muebles mas que la cama de matrimonio, un pequño armario de madera de pino oscura y un par de mesillas de noche que tenían encima una pequeña lamparita y un despertador respectivamente.
Por tanto la otra ventana era la de la habitación de Chris, ya que según ponía el informe, era hija única.
La habitación estaba pintada en color salmón, ademas era un poco mas pequeña que la de los padres, pero contenía mayor cantidad de mobiliario.
Nicolas se bajó del arbol y se dispuso a averiguar si había alguien en la casa.
Se coló através del mismo arbol en el que se había subido.
la ventana de los padres estaba abierta.
" No saben lo que han hecho" pensó Nicolas con malicia al ver la ventana abierta.
"Deben de conocer muy bien al vecindario para ser tan irresponsebles de dejarse las ventanas abiertas, andando yo cerca."

El silencio reinaba en la casa, no había nadie. La habitación de los padres estaba llena de fotografias, varias eran de su boda, otras de Chris, y otras de los tres juntos.
Nicolas se quedó absorto mirando un buen rato la foto de Christal, no tenía ninguna duda de que se trataba de ella. Sus ojos, su pelo, su rostro. Todo era pura belleza.
Nicolas había visto muchas mujeres muy bellas en la isla de Lauma, incluida Kate, pero ninguna como aquella chica.
“¡Que desperdicio!" pensó.
Se marchó por la puerta y atravesó el pequeño pasillo que lo separaba de la habitación de Christal.
Esta estaba intacta, como si hiciera varios días desde la última vez que ella estuvo allí durmiendo.
“No ha dormido aquí desde nuestro encuentro, ¡Que raro!"
Siguió observando la habitación. Se dio cuenta de que estaba llena de libros de caballerías.
“Si, sin ninguna duda es laumiana" *** pensó conteniendo la risa para que nadie le oyese.
Por lo demás la habitación era como la de cualquier otra humana adolescente. Muchos discos de música pop, rock, posters de los actores ( bueno si se les podía llamar así) e ídolos juveniles actuales.
Se adentró en la habitación, hasta llegar a la ventana. Desde allí divisó un buen escondite desde donde podría observar todos sus movimientos sin ser visto.
El problema era que estaba demasiado lejos para oir lo que decia con sus oidos, porque a pesar de que eran bastante agudos, no serían capaces de captar mas que palabras sueltas.
De pronto pensó en algo que le había dado Collen a su llegada:

" - y esto es un micrófono para espías - dejó pasar un instante - osease, para nosotros.
- ¿para que sirve? - preguntó Nicolas con fingida curiosidad.
- Pues... lo puedes poner en cualquier habitación y después tu desde otra puedes oir lo que dicen en esa habitación, gracias ah...mmm...¿ donde lo abré dejado? - dijo mientras buscaba, de pronto se quedó mirando a Nicolas - gracias a l receptor que tienes en la mano.
- Este chisme - dijo sin inmutarse.
- Pues gracias a ese chisme que dices tú - dijo con un tono ofensivo aunque se quedo pensando y tras analizar sus palabras, se avergonzó un poco del tono usado y volvío a la voz chillona e infantil de siempre - como te iba diciendo, gracias a ese receptor, se pueden oir los sonidos que recoge el micrófono en la otra habitación, en un radio aproximado de unos doscientos metros. Este te lo puedes quedar si quieres, tengo muchos.
Nicolas, sin cambiar de expresión, se guardó ambos objetos en el bolsillo de su chaqueta. "

Volvió a la realidad y se puso a rebuscar en los bolsillos de su chaqueta.
" Bingo, pensó, aqui esta."
Lo colocó detras del escritorio, donde Nicolas supuso que nadie miraria.
"Bueno, ahora toca esperar."
Y se fue camino de la misma ventana por la que había entrado.
Cuando ya se encontraba fuera de la propiedad, buscó con los ojos el lugar donde había planeado esconderse.
Este se encontraba a unos cinco metros de altura Nicolas no tenía ningun problema para llegar allí, ya que podía alcanzarlo con n poderoso salto.
" Perfecto" pensó al llegar.
Se acomodó en la azotea y pensó en aprovechar que no tenía nada que hacer, para comerse los sandwiches que Kate le había preparado. Serian las tres de la mañana y Nicolas se sentía cansado y hambriento, no había dormido nada desde su encuentro con la chica.
Pero a pesar de lo cansado que estaba le asustaba quedarse dormido, debido a qe la última vez que lo había hecho, tuvo ese extraño sueño que se había cumplido.
Nunca había dudado de las ordenes de su padre, desde muy pequeño le habian enseñado a cmplir órdenes sin preguntar un" porque ", siempre había pensado que su padre, " el rey", era el bueno, y todos los que se oponian a él, como los miembros de la orden, los malos. Pero ahora se le planteaban algunas preguntas en la cabeza : ¿ Por qué debía matar a aquella chica, que no parecía haber roto un plato en su vida? ¿ Por qué es tan importante que muera? ¿ Qué problemas le acarrea al rey que este viva? Nada tenía sentido en su cabeza, pero sabía que ese no era el momento para poner en duda lasordenes de su padre, cuando llegará a lauma, de regreso se lo pregunttaria a su padre, pero este le contestaría, le haría caso. Nicolas sabía que no, auque intentara engañarse a si mismo, sabía que su padre nunca le haría caso, hiciera lo que hiciera para agradarle, el nunca tenía tiempo para él. Pero aun asi Nicolas tenía la esperanza de que le quisiese. Aunque cada vez este pensamiento se iba debiltando, y su padre no hacia nada, ni un abrazo, ni una muestra de cariño, nada que le hiciese cobrar fuerzas. por ello Nicolas había creado una burbuja en si mismo, que le hacía desconfiar de los demás, que le hacían ser desagradable, que le obligaba a matar. Pero Nicolas no se arrepentia de sus asesinatos, estos le habían dado nombre, una historia por la que recordarle.
Pero respecto a la chica. Nicolas sabía que no podía matarla, al menos sin responder antes a las preguntas que las preguntas que esta le había planteado en la cabeza. pero le quedaba poco tiempo para averiguarlas.
Asi se pasó horas y horas, hasta que sobre las siete de la mañana, vio que alguien había entrado en la casa. En realidad no era una, sino dos personas las que había en la casa. Ambas entraron en la habitación de Christal. Nicolas se fijo que una de las personas era la chica, y la otra persona era un chico su edad, aproximadamente.
Cual fue la sorpresa de Nicolas al ver los ojos del muchacho, al ver que aquel chico tenia los ojos de un azul propio de la Isla de Lauma.
"Es de Lauma" pensó con furia.
Eso solo podía significar que aquel chaval era un miembro de la orden, seguramente el mismo que mató a Amy, lo que quería decir que era el portador de Rayvak***, la única espada cristalina que no estaba en posesión del rey.

Nicolas escuchó cada palabra de la conversación entre Cristal y Leo. Escuchó todo lo referido a Lauma, a la reina fallecida que resultaba ser la verdadera madre de ella, a todo lo relacionado con los poderes... pero algo exploto dentro de el cuando se dio cuenta de que Leo no le había contado nada acerca de el.
Se tranquilizo, y se dijo: " Seguramente me tiene demasiado miedo y por eso no le cuenta nada de mi, para no asustarla mas. Preferirá que lo haga mejor alguno de sus jefes."
Pero dentro de el había algo que le decía que se estaba engañando a si mismo, que había otras razones para no contarla nada.
Se dispuso a terminar de oír la conversación, pero no volvieron a hablar de nada interesante, fue mas una charla amistosa entre dos personas que sentían cariño entre ellos, lo que hizo que a Nicolas le entraran ganas de vomitar.
Nicolas vio como se despedían y como Leo le comentaba que al día siguiente le presentaría a más miembros de la orden y le contaría mas cosas sobre su pasado y sobre lo que tendría que hacer a partir de ahora.
Nicolas vio como Leo se marchó por la puerta.
Momentos después Nicolas se olvido de Leo y se dispuso a observar a Cristal.
Esta se encontraba sentada en la cama con la mirada perdida intentando procesar y entender toda la información que Leo la había contado.
Nicolas no podía dejar de mirarla, su mirada le atraía hacia ella como un imán. Para colmo se sentía frustrado por que Leo no la había hablado de él. La ira se apoderó de él y con unos movimientos sigilos cual gato callejero se fue acercando a la casa. Cada vez estaba mas cerca de la habitación de Cristal, pero su misión, por lo menos hoy, no consistía en matarla, hoy solo la hablaría de el y de lo que era capaz de hacer.
- hola - dijo al entrar por la ventana.
Ella ni se inmutó como si que alguien entrara por la ventana fuera ya alo normal para ella. Pero aun así Nicolas percibió unos temblores en su cuerpo cuando ella supo donde le había visto.
- Vienes para matarme - le dijo intentando ocultar su miedo a que de verdad lo hiciese.
- Tranquila - le respondió con una sonrisa. A cristal le pareció que tenía una sonrisa cautivadora. -" hoy" no he venido a matarte - continuo remarcando el hoy.
- Entonces ¿para que has venido?
- He venido, porque he estado escuchando tu conversación con el asqueroso que estaba aquí contigo, y creo que no te ha explicado todo lo que debes saber.
- Y tú tan gentilmente seguro que me la vas a explicar ¿no?
- Claro, mía por ejemplo en la historia ha faltado... yo
- ¿TU?
- pues si, yo. Ahora mismo estas delante del fabuloso, guapísimo - Cristal comenzó a reír, a Nicolas le gustaba su risa - y temido... Príncipe Nicolas.
Cristal se sorprendió por la confianza en si mismo que reposa en aquel muchacho o por lo menos la que aparentaba tener. Cristal no sabía si sentir envidia por que ella nunca había tenido demasiada confianza en si misma, o miedo porque podría matarla en cualquier momento sin sentir remordimiento alguno.
- Soy el heredero al trono de Lauma. Mi padre es el rey...**lleva gobernando en lauma desde hace 18 años.
- Eso fue porque uno de sus compinches mato a mi madre.
Si, la mató, pero fue porque tu madre era una reina maligna.
Eso no es cierto. Mi madre era de las reinas mas buenas que Lauma ha tenido nunca – dijo Chris, aunque no sabía si era cierto.
Vamos a ver Cristal, ¿o te puedo llamar Chris? No, mejor Christy.
Ni se te ocurra – le cortó Chris sin saber de donde podía sacar ese valor.
Bueno lo dejaremos en Chris, que es como te suelen llamar todos ¿no? – Nicolas siguió sin esperar que le respondiera – Eso que dices es muy bonito, pero es que hablas de alguien a quien siquiera has conocido. Si hasta hace un par de días no sabias que existía Lauma.
Si que se cosas sobre Lauma – contexto Chris a la defensiva.
Si, las que te ha contado un crío. ¿no crees que quizá yo pueda tener un poco más de idea de lo que estamos hablando? – dijo Nicolas preguntándose porque no había sacado su espada todavía y no la había atravesado el pecho con ella.
Chris se estaba enojando cada vez más. Como este chico que por lo poco que sabía era un asesino temible, la podía estar dando a ella lecciones de morales. Llena de ira y de enojo le respondió:
Dime Nick o mejor Nico.
Nick. Nico suena muy de mono.
La verdad es que el nombre te viene que ni pintado, pero bueno lo dejaré en Nick. Respecto a lo de mi madre, tu tampoco sabes de lo que estas hablando. Qué tenias uno o dos años cuando ocurrió todo,
“Touche” – dijo Nicolas que cada vez tenia mas ganas de conocer a esa intrigante y extraña muchacha. – para ser exactos tenia nueve meses, pero a diferencia que tu yo he vivido en Lauma todo este tiempo y mi padre me ha contado todo lo que he necesitado saber – mintió Nick, ya que todo se lo había contado el visir y no su padre.
Mientes – contestó Chris
No, no miento.
Sé que mientes. No me preguntes como, ni por qué – le dijo antes de que Nick abriese la boca para replicar – pero sé que mientes y no por maldad sino por vergüenza.
No tienes ni idea de lo que estas hablando. – dijo Nicolas con todo el odio que sentía reflejado en su cara.
Y por primera vez en toda la noche, sus miradas se cruzaron. Nicolas contemplaba los ojos de Cristal como si en ellos viera a su querido mar de Lauma, tan puro y transparente que le hacia olvidarse que existía otra cosa en el mundo que no fuera aquella sensación. Estaba asustado, no le gustaba lo que aquella mirada le hacia sentir, le debilitaba, le hacia mas humano.
Mientras Chris miraba los ojos de Nick llenos de dolor, tristeza, muerte. Pero algo nuevo surgió de repente en ellos. Comenzaron a aparecer manchas de color verde, manchas de esperanza que estaban absorbiendo el gris de su mirada.
Entonces Chris recordó lo que Leo le había contado sobre que a las personas de Lauma, con solo mirarlas a los ojos se podía saber si eran buenas o malas dependiendo del color de sus miradas, pero que aunque Leo le había dicho que estos podían cambiar tanto para bien como para mal, la transformación solía durar años.
Chris fue la que cortó lo conexión diciendo:
Has visto tus ojos, se están transformando.
¿Qué? – exclamó Nicolas – eso es imposible. No, no puede ser.
Nicolas se puso como loco a dar vueltas por la habitación. Mientras Chris se acercó a su mesita de noche, abrió el primer cajón y sustrajo de él un pequeño espejo que tendió a Nicolas.
Ten, mírate.
Y se miró y vislumbro las pequeñas motas verdes. Y le entraron ganas de huir, de salir corriendo de allí, alejarse de aquella pesadilla.
- Nos volveremos a ver.
- Eso espero- dijo chris en un susurro, justo en el momento en el que Nicolas se había escabullido por la ventana.
Y allí se quedó Chris. Sentada en su cama más confundida todavía que antes y deseando volver a ver cuanto antes a Nicolas, pero sabiendo que seguramente ese día seria el de su muerte.

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